viernes, 1 de junio de 2012

Cada vez...


... me quedan menos ganas de escribir una opinión sobre algo. Pienso que ya hay demasiadas en el mundo, acertadas y desafortunadas, de todo tipo. Demasiadas voces, demasiados pellizcos a la "libertad de expresión", a la "libertad". Demasiados malentendidos por demasiadas malas interpretaciones intencionadas... o no (pocas veces). Demasiado esfuerzo inútil para hacer entender algo que a nadie parece interesarle. Demasiada burla agotadora. Por eso hoy haré uso de un par de películas que he visto recientemente para ilustrar un par de las infinitas caras que tiene... la moneda (o lo que quieran que tenga cara, ya sea dura o franca).  Katmandú me pareció una película muy bien hecha. Estupendamente ambientada, con imágenes bellísimas y una protagonista espléndida. También dolorosa, sufrida, tal vez demasiado. Realidad social sin colorear porque... ¿para qué? Como docente tendría mucho que decir de ella pero me voy a limitar a recomendarla a todo aquel que se sienta alumn@ e invitarles a que comparen. Si, que comparen situaciones, contextos y sobre todo el arrojo, la determinación y los valores que impulsaron a la maestra de la película a vivir su vida como la vivió. Para mí, hoy no existen personas con esa entrega ni esos valores. Y si las hay, que se manifiesten. Yo no soy una de ellas, pero lamento igualmente esa pérdida de valores, educación (que no formación), ética y empatía.
Otra película que muestra la mierda de realidad que estamos viviendo en una esfera más elevada (según se mire, para mí la política se sitúa entre la miseria y la podredumbre humanas más profunda) es Los Idus de Marzo. Nada nuevo: políticos corruptos, relaciones por conveniencia para lograr el poder y eliminación absoluta de la dignidad personal y profesional. Total... el fin justifica los medios, ¿no? Pues eso. Lo mejor, el protagonista. Ryan Goslin personifica al trabajador eficiente al que aún le quedan entrañas pero que se ve forzado a sobrevivir entre las hienas que le rodean. Me gustó su personaje y su historia a pesar de rendirse y perder la honestidad y la confianza por aquello por lo que vivía. Repito, nada distinto pero contado con estilo, que para algo George Clooney dirige y protagoniza también. Aquel o aquella que quiera más realidad, emborracharse de conjeturas, chismorreo, envidias, cinismo e hipocresía que oiga la radio, vea la tele o lea un periódico y después, vomite, vomite, no sea que al final y para colmo de males, les engorde.

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