Cuando algo tiene magia, te atrapa y te lleva más allá de lo que, en el estado natural o normal de tu vida o tus cosas, esperabas. Esto es lo que me ocurrió ayer viendo “Cisne Negro”. Mi hermano me habló de sus sensaciones al salir del cine tras ver la película. Compañeros de trabajo comentaban momentos espeluznantes y duros, pero como siempre, cada uno vive la experiencia de distinta forma y la mía fue desde la intensidad al sobrecogimiento. De vez en cuando surgen películas que sorprenden, impresionan y pasan a formar parte de ese escogido elenco de títulos inolvidables que muchos llaman “peliculones”. Como tengo serias dudas acerca de la aplicación de este término a títulos que para mí han sido horrores fílmicos o por el contrario la obviedad con que a algunas obras maestras se ha tratado voy a deciros que, para mí, esta es una de las grandes. Repito: INTENSA, ESQUIZOIDE, DOLOROSA PERO BRILLANTE. Brillante todo su reparto, brillante su historia, brillante su realización, brillante la música, brillante todo. Gracias por ponerme en pantalla a la gran Winona Ryder, siempre aportando empaque presencial. Estupendos Vincent Cassel y Bárbara Hershey, estupenda la belleza de Mila Kunis y, permitid que me limpie las babas al hablar de su protagonista, de ella, Natalie Portman. Creo que no añadiría nada a lo que ya han dicho much@s otr@s así que no diré más que siento una profunda admiración por su trabajo, que no encuentro un ejemplo de actriz de la época dorada del cine a quien compararla porque creo que ella es una de las que hacen que el cine tenga, sino épocas sí películas doradas y ella una de las que brille desde la pantalla habiéndose convertido desde hace ya bastantes películas, en antológica. Gracias por habernos regalado una historia distinta, de esas que impregnan de un sabor amárgo a la boca y ocupan tus pensamientos durante días. Eso es, para mí, el cine. Una buena historia, bien contada. El resto es humo.
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