sábado, 1 de febrero de 2014

Es la tarde perfecta...

... para hacer vida contemplativa. Si aparte de mirar por la ventana te quieres asomar a la de la televisión, que también ofrece lo suyo aunque de manera muy distinta, aquí os dejo un par de recomendaciones. Gravity hace honor a su nombre y contagia descarada y magistralmente la tensión y agorafobia que desea hacernos sentir. Es una película-espectáculo impresionante desde principio a fin. Las imágenes son apabullantes en todos los sentidos y de una belleza superlativa (esa imagen fetal y sin respiración, la desorientación del personaje o las escenas finales son puro cine). Pasé todo el metraje apretujado en el asiento sintiendo hasta el frío de una Sandra Bullock preciosa, angustiosa y precisa. Desde que apareciera en Demolition Man sabía que no era una más y que iba a quedarse para mucho tiempo. Puede gustar más o menos, pero ahí está y cada vez mejor. George Clooney siempre está en su sitio, un gran cachondo. La historia es un auténtico grito por sobrevivir aún en las condiciones más difíciles e improbables. ¿Que es una americanada? Pues sí, pero también es emoción inteligente y muy recomendable para aquellos a los que les gusta que una película traspase la pantalla y te haga sentir su mensaje directamente, a las bravas.

Por otra parte, hace algún tiempo que las comedias románticas están dejando de ser típicas y se están convirtiendo en algo más que un chico conoce a chica o cualquier otra variante de género para ofrecernos mensajes en segundo o primer plano que satisfagan a espectadores más exigentes. Es algo que me alegra, que no nos tomen por tontos. No sólo hay amor en esas relaciones sino todo un mundo alrededor lleno de circunstancias que enriquecen la historia y la hacen tomar forma, llegar a buen puerto o fracasar. En Una cuestión de tiempo, de Richard Curtis añadimos a la cuestión del amor una particularidad: los saltos en el tiempo. ¿Quién no ha pensado que si pudiera volver atrás haría las cosas de otra manera? Cuidado, no se queda en la superficie, es algo más profundo que centrarse en la relación de ambos protagonistas (la buena comedia británica no podría defraudar así). ¿Qué harías tú? ¿Qué sacrificarías? ¿Es posible extrañar horriblemente a alguien que aún no se ha ido? ¿Existe consuelo para ese dolor? Esta película tiene momentos inolvidables, una banda sonora preciosa, un reparto de actores espléndido y ese encanto british que la hace maravillosamente triste y alegre a la vez.
Tanto si queremos pasar un rato de altos vuelos como si preferimos algo más terrenal, cualquiera de las dos es una buena y satisfactoria opción.

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