domingo, 11 de diciembre de 2011

Entre el bien y el mal

Hace un par de dias paseaba y en un momento dado me dispuse a cruzar un paso de peatones. Mantenía una conversación telefónica y al mismo tiempo prestaba atención tanto a la persona que me hacia compañía como a los posibles vehículos que podían aproximarse mientras caminábamos. Un vehículo 4x4, de los que tanto abundan y parece que regalan en Melilla simplemente por empadronarte, impedía parcialmente la visibilidad del paso de peatones para los vehículos que se acercasen a él y también a nosotros que cruzábamos. No obstante, pasear es claro indicativo de caminar despacio y sin prisa y así lo hacíamos. Es la calle del Hospital Comarcal, un par de institutos, una iglesia, parques y la piscina pública, es decir, muy concurrida aunque fuesen las 20:30h. En ese momento se acerca otro de esos vehículos de regalo (4x4) a gran velocidad. No tuvo más remedio que dar la frenada llegando a parar sobre la mitad del paso de peatones. Mi acompañante logró cruzar pero yo me quedé en el extremo del paso de peatones alucinando. Ante aquello lo más evidente es que increpes al conductor/a. Ante mi queja, la señora que conducía no sólo no pidió disculpas sino que me dijo que yo no podía estar en un paso de peatones "ocultándome" detrás de un vehículo y hablando por teléfono. Es decir, que la culpa, era mía. Y lo era por estar paseando, charlando por mi móvil y por intentar cruzar debidamente por un paso de peatones.
¿Dónde se encuentra el límite? ¿Existe ese límite?
La sensación que me queda es la de que no, que no existen. Al menos no como se deberían entender sino que el límite lo pone cada uno cómo y dónde le interesa. A esta señora no le interesaba reconocer su fallo (qué gran palabra: RECONOCER) al conducir a gran velocidad porque heriría su orgullo así que mejor responsabilizar al otro, al que pasea. De ello extraigo la idea de que mi error era el de estar paseando pues la máquina, en este caso el 4x4, tenía prioridad sobre mí, su velocidad era más importante que la persona que caminaba y los misteriosos motivos por los cuales la señora en cuestión circulaba poseída por el demonio eran cuestión de vida... o muerte. Irónico.
Para mí todo esto es cuestión de educación. Una educación fundamentada en modales, formas, comportamiento y ética que ya no parecen tener la importancia que en realidad sí que tienen. Y mucha. Pero claro, la realidad es tan relativa que... todo vale. No me canso de repetirlo: TODO VALE.
Vale arrollar a alguien y culparle por dejarse arrollar. Vale vivir con basura alrededor (de todo tipo, incluída la mierda de perro) porque como "yo no he sido" pues no lo recojo. Vale dar por válidas las mentiras que alguien te cuenta sobre otro alguien sin contrastar ambas versiones aún a riesgo de ocasionar un daño importante. Vale reclamar porque no van a tener respuesta tus quejas. Vale manipular a los demás por tu propio interés. Vale maltratar al prójimo por esos mismos intereses. Vale regalar a los demás aquello que para tí no querrías o exigir que a tí te regalen pero no regalar nada tú a cambio. Vale tergiversar por orgullo y egoísmo. Vale traicionar confianzas si al final consigues tu objetivo. Vale ser irrespetuos@s pues con la agresividad y el insulto logras amedrentar al prójimo y creerte superior. Vale intentar aliviar conciencias a base de dinero. Vale ocultar certezas con la loable intención de no hacer daño (mentir, al fin y al cabo). ¿He de seguir?
Y todo esto ¿por? ¿para qué? Los límites entre lo que está bien y lo que está mal ya no se distinguen. Ni yo mismo lo hago muchas veces, porque no soy perfecto.
¡Pero todo esto es para nada! ¿Voy a conseguir cambiar algo con escribir toda esta parrafada? ¡En absoluto! Y soy consciente de ello. Pero aún así lo hago, por si acaso. Seguiremos pensando que la basura la debe recoger el personal de limpieza, de lo contrario no tendrían trabajo. Continuaremos creyendo nuestras propias mentiras hasta el punto de no saber distinguirlas de la realidad. Creeremos que ser hipócritas es no hacer daño si se dice lo que se piensa o lo que es cierto sobre lo que es falso. Pensaremos que, en manos de otros está la responsabilidad de hacer todo aquello que no nos da la gana hacer, reconocer, arreglar, cambiar, gestionar, GOBERNAR (otra gran palabra).
Enhorabuena (también para mí mismo) por vivir en esta clase de... democracia (?) en la que no cabe la civilización, el respeto ni la inteligencia y sí la ley del más fuerte. Tenemos lo que nos hemos buscado y no, no hablo sólo de una crisis económica sino de una crisis en todos los aspectos, sobre todo el humano.
Si alguien lee esto y desea añadir algo, por favor, por favor, por favor, que lo haga.


1 comentario:

  1. Si es que eres un provocador tio!! :)
    Manu, ahora ne serio, ya deberias haberte dado cuenta que los trogloditas eran mas civilizados que nosotros, aqui cada cual va a lo suyo sin tener en cuenta a los demas... asi va la sociedad actual.
    Sin querer generalizar, conozco el tipo de conductor de esos coches que comentas, son chulos y vacilones en su gran mayoria, que se creen que pueden abusar por ir tan altos...
    En fin, hay que joderse o cortarse las venas, es lo que queda.

    ResponderEliminar