Yo abuso, tú abusas, Trasmediterránea abusa...

Que hace tiempo que vivimos malos tiempos ya lo sabemos, que se avecinan otros igual de malos también y que abusos de todos los colores los ha habido y habrá es algo inherente a la humanidad. Véase el ejemplo de Acciona Trasmediterránea en Melilla. Hasta hace muy poco era la única compañía marítima de transporte hacia la península. Los precios de sus billetes rozaban la locura. Pero mire usted que llegó una nueva compañía naviera, Armas, para ofrecer el mismo servicio pero con un precio descaradamente menor que el de Trasmediterránea y mejor calidad. La susodicha compañía no sólo igualó el precio a la de la nueva competidora sino que en algunos casos incluso era menor... ¿es que acaso antes de que la Naviera Armas entrase en Melilla el precio no podía ser menor? ¿es que Trasmediterránea considera que sus clientes son tontos? Para mí la respuesta es clara: Si. No sólo nos ha considerado tontos sino que ha abusado de nosotros durante muchísimo tiempo y lo peor es... que sigue haciéndolo. Ante la competición de precios escogí para desplazarme en este próximo puente de la Constitución el que me ofrecía Trasmediterranea. Hoy nos llaman para indicarnos que, por cuestiones meteorológicas, cambian el barco rápido que había escogido por uno lento con camarote. Pero curiosamente y para este mismo puente resulta que van a reforzar otra línea con un barco rápido... cuánto hijoputismo hay en el mundo... Soy tonto, sí, y no sólo porque Trasmediterránea lo diga, sino por haber confiado una vez más en que esta compañía haría las cosas bien y no en perjuicio de los que siempre perdemos: los clientes. ¡Váyase a la mierda, Trasmediterránea, que para el próximo viaje en barco, aunque pague un poco más, me iré con Armas!