martes, 29 de marzo de 2011

No es mejor jefe el que más grita...

... ni el mejor novi@, marido, mujer, herman@, padre o madre, etc. El grito está sobrevalorado. Es una supuesta herramienta de llamada al orden ante el bullicio o el desorden pero a veces, hay que entender las razones de por qué se produce ese bullicio, ese desorden o un simple retraso. En mi caso, un retraso está más que justificado. Tengo una hernia de disco que me afecta al nervio ciático. Esta dolencia no me permite caminar deprisa ni alterarme demasiado pues al ser un nervio el afectado cuanto más estrés sufra más dolerá, con lo que ello conlleva: no poder caminar, visitar al médico y tener que estar de baja como he estado las dos últimas semanas y ésto, no me apetece. Hace tan solo una hora mi Jefa de estudios me ha gritado en el pasillo del instituto increpándome sobre mi deber de llegar a clase antes que los alumnos para que no se produzcan esos bullicios de los que hablaba antes. Cierto, me he retrasado, mea culpa. Pero si me he retrasado ha sido precisamente porque el simple hecho de levantarme de la silla en la que descansaba durante el recreo me ha producido un dolor agudo en la pierna que he tenido que adaptar a la nueva postura. Caminando lentamente he ido hasta la conserjería a pedir la llave de la clase y posteriormente he esperado a que el ascensor del centro acudiera a mi llamada y me trasladase a la planta en la que está el aula ya que no puedo subir las escaleras sin sufrir en el proceso.
A partir de ahí sólo escuche lo siguiente: ¡TIENES QUE LLEGAR ANTES!¡SABES QUE TIENES QUE ESTAR EN LA CLASE ANTES QUE LOS ALUMNOS!¡YA TE LO HE DICHO VARIAS VECES!
Señora Jefa de estudios, espero que no se repitan sus gritos porque también yo puedo gritar y sin embargo no lo he hecho en ningún momento, entre otras cosas porque para mí gritar no es igual a ser más fuerte o tener más autoridad sino ser más maleducad@ e inconsciente.  Puedo gritar cuando me llaman por teléfono a casa estando enfermo para pedirme que las notas de mis alumnos estén en el centro ya que coincidía con las evaluaciones. Si estoy enfermo lo estoy para todo, para corregir exámenes también. También puedo gritar cuando pido en varias ocasiones que un profesor de guardia acuda ante un problema (bien sea de la clase o personal) y nadie se presente o no estén en los pasillos, porque, me consta que much@s no hacen sus guardias porque son, como diría yo... más guays o más privilegiados. También puedo gritar en clase a mis alumnos cuando no guardan silencio o cuando arman alboroto y otros atropellos y, señora Jefa de estudios, NO LO HAGO. Y no lo hago porque, gritar, o gritar más fuerte no me hace mejor profesor, no me convierte en una persona con más autoridad, no consigue que me respeten más sino que me repudien más, NO ME HACE SER MEJOR PERSONA y además no está incluido en las condiciones de mi contrato. Así que, señora Jefa de estudios, no vuelva a gritarme. Porque no soy uno de sus alumnos, porque uno puede tener un mal dia o un mal momento pero no se puede pagar con otro sin conocer la circunstancia que a este/a le rodee, porque no soy nada de usted, porque soy un profesor igual que usted y por último, porque no se lo voy a volver a permitir. Gracias

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